Episodio 7: La creación de una megatendencia: la transformación de la defensa

Desde el viento y el carbón hasta el petróleo y la electricidad, el uso de la energía en las operaciones militares ha sido una consideración estratégica y táctica dominante desde la antigüedad. La invención de los motores de vapor y de combustión interna hizo que la guerra fuera mucho más intensiva en energía, permitiendo el rápido movimiento y la capacidad de maniobra de formaciones militares motorizadas cada vez más grandes. La contribución de las energías renovables a la remodelación de la combinación energética mundial ofrece una nueva perspectiva desde la que considerar los riesgos futuros y la naturaleza y las fuentes de los conflictos.

La transformación de los sectores de la defensa en el siglo XXI está motivada por un cambio radical en la naturaleza de las amenazas, que incluye avances tecnológicos generalizados, operaciones cada vez más asimétricas, una mayor necesidad de compromisos expedicionarios y un mandato de defensa cada vez más amplio que va más allá de las consideraciones tradicionales de seguridad nacional.

¿Cómo encaja la megatendencia de las energías alternativas en esta profunda transformación de la defensa?

  • La ampliación del mandato de defensa

Una serie de consideraciones de seguridad más amplias están definiendo cada vez más el ámbito del sector de la defensa y ampliando su mandato general para incluir ahora la seguridad medioambiental y la escasez de recursos, por nombrar sólo dos. El Secretario de Defensa, Lloyd J. Austin III, señaló en octubre de 2021: "Para mantener la seguridad de la nación, debemos hacer frente a la amenaza existencial del cambio climático. La magnitud sin precedentes de los incendios forestales, las inundaciones, las sequías, los tifones y otros fenómenos meteorológicos extremos de los últimos meses y años han dañado nuestras instalaciones y bases, han limitado la preparación y las operaciones de las fuerzas y han contribuido a la inestabilidad en todo el mundo. El cambio climático afecta a la mayor parte de las actividades de este departamento, y esta amenaza seguirá teniendo implicaciones cada vez mayores para la seguridad nacional de Estados Unidos".

La seguridad medioambiental, la escasez de recursos y la rivalidad interestatal por el acceso a los recursos energéticos pueden ser causas fundamentales de tendencias desestabilizadoras. El informe "Climate Risk Analysis" del Departamento de Defensa de EE.UU. de octubre de 2021 destaca algunas repercusiones específicas del cambio climático en la seguridad, como el aumento de las solicitudes de ayuda humanitaria y de socorro en caso de catástrofe, el aumento de la inestabilidad dentro de los países y entre ellos, la alteración o limitación de los entornos para las operaciones militares, el aumento de la demanda de apoyo del Departamento de Defensa a las autoridades civiles y el aumento de la necesidad de transporte, comunicación y vigilancia en entornos difíciles como el Ártico. También se podría encargar a los militares la protección de las nuevas redes e instalaciones eléctricas internacionales basadas en energías renovables. El desarrollo de energías alternativas es fundamental para aliviar o prevenir las amenazas medioambientales que podrían provocar estos riesgos geoestratégicos en evolución.

  • Nuevas formas de proyección del poder

La energía es un factor de proyección de poder, dominio militar y control geopolítico. La energía, después de todo, es la sangre que sostiene a las fuerzas armadas y sus operaciones. Los actuales requisitos energéticos suponen una carga para los presupuestos de defensa, restringen la flexibilidad logística (especialmente en las operaciones de primera línea) y ponen en peligro vidas cuando hay que proteger largas líneas de suministro.

Los militares dependen en gran medida de las infraestructuras, tanto en lo que respecta a las instalaciones operativas de vanguardia como a las bases de operaciones. Esto refuerza la necesidad de reducir las necesidades energéticas operativas de estas instalaciones, que representan una cuarta parte del uso energético del DoD. Estas instalaciones fijas son bancos de pruebas ideales para las tecnologías energéticas de próxima generación, ya que no se enfrentan a los retos de las operaciones de primera línea. Por ejemplo, la Guardia Nacional de Indiana se asoció con Duke Energy para demostrar cómo la energía solar, el almacenamiento de energía y la tecnología de microrredes pueden dar soporte al centro de entrenamiento de Atterbury, una instalación clave para la defensa nacional.

La necesidad estratégica de proyectar y mantener la fuerza de forma rápida y decisiva requiere una resistencia energética, que es tan importante como la formación y el equipamiento adecuados. La dependencia del uso extensivo de energía para apoyar las operaciones militares expedicionarias hace que el suministro ininterrumpido de energía hacia y dentro de los teatros de operaciones sea una preocupación y una prioridad importante. Aunque el uso de fuentes de energía y tecnologías alternativas no eliminaría en absoluto la necesidad de líneas logísticas (ya que los militares siguen necesitando alimentos, agua, municiones y otros suministros), podría disminuir la exposición de los convoyes logísticos en las carreteras, reduciendo así el peligro para el personal que participa en estas operaciones.

El imperativo central de la transformación de la defensa es garantizar y mejorar la capacidad de ofrecer una potencia inigualable y abrumadora. Los "supersoldados del futuro" requerirán una serie de nuevas capacidades en materia de comunicación, redes, resistencia, potencia de fuego y alcance. Las tecnologías de energía alternativa pueden mejorar la capacidad de combate de los combatientes de manera importante, mejorar la velocidad y precisión del mando y control, permitir a los comandantes llevar a cabo operaciones con una velocidad y cohesión sin precedentes, y ofrecer potencialmente nuevas formas de suministrar energía a zonas específicas del campo de batalla. En última instancia, estas tecnologías también podrían conducir a la aparición de aplicaciones militares basadas en la nanotecnología, centros de operaciones autónomos y ultraseguros, y herramientas biológicas y químicas para la conversión de biomasa, armamento de microondas y propulsión de fusión.

  • La demanda generada por la defensa alimenta la megatendencia de las energías alternativas

El Departamento de Defensa es el mayor consumidor de energía de Estados Unidos. Junto con las crecientes demandas operativas, la búsqueda de nuevas soluciones energéticas es una prioridad constante para el departamento, que desempeña un papel destacado en el desarrollo y la integración de soluciones energéticas alternativas. Las energías renovables representan alrededor del 6% del uso total de electricidad del DoD y se espera que gaste aproximadamente 10.000 millones de dólares en energía renovable para 2030. La integración proyectada en defensa de recursos y tecnologías de energía alternativa puede mejorar la seguridad energética de la comunidad de defensa.

Los imperativos impulsados por la transformación de la defensa, el poder adquisitivo de la industria de la defensa y su capacidad para impulsar las innovaciones tecnológicas podrían convertirla en el motor más importante de las tecnologías energéticas alternativas en Estados Unidos.